- La lírica como género en retroceso.
- La poesía rococó: vuelta modelos clásicos y renacentistas, innovaciones métricas, temas intrascendentes (bucolismo, amor y sensualidad, vino y placeres, etc.).
- Las fábulas: poesía narrativa de intención didáctica para difundir los valores ilustrados. Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte.
La prosa neoclásica:
- La novela como género en retroceso.
- Precedentes a final del XVII: los novatores.
- El ascenso de la prosa de ideas: ensayo y periodismo (más opinión que información).
- Feijoo: Teatro Crítico Universal y Cartas eruditas y curiosas.
- Jovellanos: Informe sobre la ley agraria y Memoria sobre los espectáculos públicos.
- Cadalso: Cartas marruecas y Noches lúgubres.
Para practicar, aquí os dejo unos ejercicios sobre la lírica neoclásica y otros sobre la prosa. Ambos incluyen el repaso de algunos conceptos anteriores.
Aquí os dejo los apuntes redactados por Levon Avdalyan y corregidos según vimos en clase.
Respecto la lírica, en el Neoclasicismo se produce
un descenso de este género ya que se tiende a dar menos importancia a lo
personal y a las emociones en contraposición a la razón y al bien común. En
este panorama, la poesía queda reducida a dos tipos. Por una parte, existe una
lírica rococó, que vuelve a los modelos más clásicos y renacentistas y ensaya
algunas innovaciones métricas. Su principal característica es que opta por
temas intrascendentes (bucolismo, amor y sensualidad, vino y placeres, etc.), en
contraposición a la intensidad que había tenido la lírica barroca. Por otra
parte, la poesía se usa como texto narrativo en las fábulas. Estos son relatos
cortos protagonizados por animales personificados que dan una moraleja para
proporcionar una enseñanza. Sus principales autores son Félix Maria de
Samaniego y Tomás de Iriarte. Las fábulas están formadas por una narración que
funciona como ejemplo y una pequeña argumentación que es la moraleja y que
difunde en este caso los valores ilustrados.
En cuanto a la novela, que ofrece ficción y
entretenimiento, podemos decir que sufre
un retroceso, al igual que la lírica, frente al ascenso de la prosa de ideas
como los ensayos y el periodismo. En este incipiente periodismo, de difusión aún
muy lenta, era más importante la opinión que por la información. Un autor
importante es Benito Jerónimo Feijoo, un religioso benedictino que realiza
ensayos que critican el pensamiento tradicional y difunden los valores de la sociedad ilustrada. Los reúne en dos colecciones: Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas. Un segundo autor que conviene
considerar es Gaspar Melchor de Jovellanos, un noble ilustrado que escribe Informe
sobre la ley agraria y Memoria sobre los espectáculos público. En estas obras se percibe cómo en la época se
priorizaba la difusión de ideas prácticas sobre lo meramente literario o lo
artístico. El tercer autor que debemos considerar es José Cadalso, que
escribe Noches lúgubres, una
obra ya prerromántica, y Cartas marruecas. Esta última presenta
una colección de textos argumentativos en forma de ficción epistolar. El autor
se inventa que un joven diplomático marroquí llamado Gazel viaja por España,
conoce a un ilustrado llamado Nuño y comparte sus reflexiones por carta con su
viejo maestro Ben-Beley. En esta obra Gazel es extranjero que no estaría
condicionado ni tendría prejuicios, Nuño actúa como testigo y guía y Ben-Beley hace
el papel de sabio.
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