- Mantenimiento de géneros de la prosa del XVI:
- Novela pastoril: La Galatea, de Miguel de Cervantes.
- Novela bizantina: Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de Miguel de Cervantes.
- Novela picaresca: Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán y El Buscón, de Quevedo.
- Inclusión de nuevos géneros:
- Novelas filosóficas: El Criticón, de Baltasar Gracián.
- Novelas satíricas: El diablo Cojuelo, de Luis Vélez de Guevara.
- Novela corta: Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes, Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español, de María de Zayas y Sotomayor.
En la prosa de ideas o de no ficción:
- Prosa satírica: Sueños, de Francisco de Quevedo.
- Prosa moral y didáctica: Oráculo manual y arte de prudencia, Agudeza y arte de ingenio, de Baltasar Gracián.
Aquí tenéis una ficha para practicar con un texto de El Buscón.
A continuación, os dejo los apuntes de la prosa barroca redactados por Aida Lozano y revisados según vimos en clase.
A la hora de considerar la prosa barroca debemos distinguir dos grandes vertientes, como ya hacíamos en el Renacimiento: la prosa de ficción y la de ideas. La primera se basa en el mantenimiento
de géneros ya existentes y algunos de los escritores más importantes siguen apostando por estos géneros. Por ejemplo, Miguel de Cervantes escribe una novela
pastoril, La Galatea, y otra bizantina, Los trabajos de Persiles y
Sigismunda. Ahora bien, quizá el género más importante de los heredados del Renacimiento sea la novela picaresca, que sigue el formato y las características marcados por el Lazarillo. Así, Mateo Alemán escribe Guzmán de Alfarache, novela picaresca con afán
moralista (enseñanza ex contrario) y Quevedo escribe El buscón que mantiene los
rasgos típicos (origen humilde o deshonroso, narración en primera persona, etc.) pero desde una perspectiva muy conservadora. Para ello, intenta continuamente
ridiculizar al pícaro en lo que acaba siendo uno de los mejores ejemplos de conceptismo.
Por otra parte, aparecen nuevos géneros de ficción. Uno de ellos son
las novelas filosóficas como El criticón de Baltasar Gracián; otro serían las novelas satíricas
como El diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara; o bien la novela corta introducida por
Cervantes con sus Novelas ejemplares y continuada por María de Zayas y
Sotomayor que escribe Novelas amorosas y ejemplares o Decamerón español.
La otra gran vertiente, la de la prosa de ideas o no ficción, desarrolla una profunda reflexión sobre la realidad en esa época de
crisis. Aquí podemos encontrar prosa satírica en la que Quevedo escribe Sueños.
Aparece también la prosa moral y didáctica que ofrece enseñanzas de prudencia e incluso desconfianza, como corresponde a la percepcón pesimista de la realidad que tenía el Barroco. Sus mejores ejemplos serían Oráculo manual y arte de prudencia y Agudeza y arte de
ingenio escritos ambos por Baltasar Gracián.
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