Hacia el final de la Edad Media, en una época particularmente convulsa de la historia de España, surge una obra que merece nuestra atención por diversas razones, como veremos. Para entender la profundidad y el valor de dicha obra, hemos de terner en cuenta la situación cultural en la que se gesta.
Hasta ahora, dentro del género lírico solo hemos considerado la poesía popular, que es la primera que surge, efectivamente. No obstante, la nobleza, conforme va evolucioando y se vuelve más culta y refinada, también cultiva el género de la poesía. Hemos de pensar en nobles que ya no está aislados en su castillo y embebidos únicamente en batallar contra musulmanes o cristianos, sino en un estrato social que comienza a agurparse en cortes en ciudades de cierta importancia y a disfrutar de una vida ociosa en la que buscan estímulos culturales y van teniendo otras inquietudes más allá de la caza y la guerra: música, literatura, juegos, bailes, etc. Y son los propios nobles quienen animan esta vida cultural queriendo hacerse protagonistas: comopoen poemas para cantar a sus damas, escriben largas reflexiones sobre la vida y la fortuna o crean sátiras para ridiculizar veladamente a algún personaje de la corte. Y en toda esta literatura hay una pretensión de lucimiento, de demostrar que se tiene más ingenio que nadie, que se es mejor, más inteligente, más mordaz, más sensible, más abnegado amador. Se trata de un tipo de poesía que llamamos de cancionero, porque se antologaba en recopilaciones llamadas cancioneros.
Nos centraremos en la poesía amorosa, que es la más significativa. Esta poesía se basa en los códigos del amor cortés, una concepción del amor de origen provenzal que idealiza, incluso deifica, a la amada, que normalmente es de clase superior y que acaba por convertirse en algo inalcanzable. El amante, que sería el poeta, pese a que su amor resulte prácticamente imposible, la sirve incondicionalmente y en secreto, para no dañar su honor, sufre y con ello parece que se purifique. Ya el concepto parece bastante forzado y hoy en día nos resulta poco más que una pose. Pues bien, formalmente se trata también de una poesía muy poco natural, muy artificiosa, que servía más para el lucimiento de quien la escribía que para transmitir un mensaje sincero a la amada.
En este panorama de poesía cortesana o de cancionero se forma Jorge Manrique. De hecho, la mayor parte de su producción sigue estos códigos del amor cortés, pero la obra por la que se le recuerda son las Coplas por la muerte de su padre. Después de una vida dedicada a los lujos, a la vanidad y la ociosidad de la corte, el poeta se siente fuertemente conmocionado por la muerte de su padre, Don Rodrigo Manrique, el último gran maestre de la Orden de la Cruz de Santiago, que había dedicado su vida a la Reconquista, como un modelo de caballero cristiano. Jorge Manrique reacciona ante ese mundo de la corte, casi ya prerrenacentista, del que él mismo había sido partícipe, y reniega para volverse a los valores medievales más puros encarnados en la figura de su padre.
Las Coplas son, pues, una elegía, es decir, un subgénero lírico dedicado al dolor por la pérdida, en este caso, por la muerte de su padre. El poeta se consuela según el teocentrismo medieval asumiendo no solo que la muerte es algo inevitable, sino que es el paso a una vida mejor, pero a la vez, introduce una nueva idea: la vida de la fama. El ser humnao no solo tiene esta vida terrenal, la peor, y una vida eterna, la mejor y definitiva; tiene también una vida intermedia en el recuerdo de otros, en memoria colectiva. A esta vida se accede por los propios méritos, cada cual se la gana por su esfuerzo y solo son recordados quienes merecen serlo. Esta idea, basada en el valor del ser humano y sus posibilidades, es ya prerrenacentista.
Respecto a la estructura, el poeta conforma una serie de cuarenta coplas de doce versos cada una en la que va avanzando de lo general a lo particular y personal. La obra tiene tres partes:
- De la copla I a la XIV: hace una serie de reflexiones generales sobre la fugaciad de la vida y la inetabilidad de la muerte. Aquí aparecen tópicos como el vita flumen, el homo viator o la muerte igualadora.
- De la copla XV a la XXIV: reflexiona sobre el pasado reciente y sobre cómo este, sus lujos y sus grandes personajes han sido barridos por el tiempo y por la muerte. Aquí se apoya en el tópico del ubi sunt?
- De la XXV a la XL se centra en la figura de su padre. Primero hace un retrato de cómo fue en vida y los valores que defendió o que encarnaba y luego cuenta la escena de cómo la muerte viene a llevárselo.
Uno de los mejores hallazgos de Jorge Manrique es el tono que encuentra para el poema, la forma en que resuelve la adecuación del texto. La visión medieval de la muerte venía determinada por las Danzas de la muerte, una alegoría difundida por toda Europa que trataba el tema con un tono grotesco. Evidentemente, esta representación y este estilo bajo, degradado e irrespetuoso, no le sirven a Manrique. Pero el poeta tampoco cae en la tentación de irse al extremo contrario y escribir en un tono muy culto, forzado o artificioso, como había hecho en su poesía de cancionero. Ya ha ensayado ese estilo y no quiere ninguna resonancia falsa en este texto. Así pues, busca un tono medio, un estilo que sea respetuoso porque debe adecuarse a la muerte, pero a la vez sencillo para que su dolor pueda expresarse y sentirse directamente, sin artificios. A su vez, el texto adopta por momentos los rasgos de un sermón, una comunicación oral que debía entender todo el mundo: usa la primera persona del plural para ser más inclusivo, preguntas retóricas para apelar al auditorio y conmoverlo y anáforas y paralelismos para dar un ritmo medido al texto.
Enlazando con esta idea del registro medio, hemos de decir que la forma métrica, llamada copla de pie quebrado o copla manriqueña (8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c, 8d, 8e, 4f, 8d, 8e, 4f), refuerza ese tono tranquilo y sencillo. Al introducir versos tetrasílabos entre los octosílabos, el poema nunca adquiere fluidez y velocidad como haría un romance, sino que tiene un ritmo lento, triste, fúnebre.
Para trabajar un poco sobre las coplas, imprime esta práctica.