¿Qué es el Modernismo? En realidad, tus apuntes te lo explican magníficamente, de forma concisa y completa, pero me gustaría tratar algunos textos que abordan el tema o que ofrecen buenos ejemplos de las muchas manifestaciones que tiene la literatura modernista.
Para definir el Modernismo, me parece muy conveniente que partas de una de sus definiciones más temprana y clásica, que es la que daba Federico de Onís en 1935:
El Modernismo es la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu, que inicia hacia 1885 la disolución del siglo XIX y que se había de manifestar en el arte, la ciencia, la religión, la política y gradualmente en los demás aspectos de la vida entera, con todos los caracteres, por lo tanto, de un hondo cambio histórico cuyo proceso continúa hoy.
Esta definición es interesante porque marca desde muy pronto algunas de las claves: el Modernismo es el arte de la crisis de fin de siglo, y con ella toda la conmoción ideológica de principios del XX. ¿Te parece excesivo que llegue hasta 1935? Esto podemos discutirlo en clase, pero, no en vano, tu libro señala que forma, entroncando con las vanguardias y la Generación del 27, la Edad de Plata de nuestra literatura. También es reseñable que en las PAU te pueden pedir en la teoría visiones panorámicas que abarcan todo este periodo. Aparte de esta cuestión de la duración, que es menos importante, a mi juicio, esta definición sugiere el aspecto esencial de la diversidad del Modernismo. En él podemos encontrar muy pocas constantes y, en cambio, múltiples formas, muchas variaciones, manifestaciones incluso contradictorias. Observa este fragmento que Ramiro de Maeztu publicaba en el Diario Universal en 1903. Su intención era la de ironizar y mostrar su desconcierto respecto al tema en pleno periodo modernista, pero con el tiempo la crítica le ha dado toda la razón. Me hace gracia pensar que hoy es la pura y simple verdad, pero que entre líneas se oye aún su renegar de las modas contemporáneas:
Ningún esfuerzo puede librarnos de ese epíteto. ¿Se escribe en castellano evocador de nuestros clásicos? Se es modernista. ¿Se prefiere la prosa detallada y compuesta de los decadentes transpirenaicos? Se es modernista. ¿Se hacen cuentos de melancolía intensa y soñadora? Modernista. ¿Crítica social? Modernista. ¿Obra de combate? Modernista. ¿Versos recargados de imágenes? Modernista. ¿Poesías sencillas y tiernas? Modernista y siempre modernista...Casi todos los españoles somos modernistas.
Y tenía razón, como digo: casi todos los españoles, casi todos los que escribían algo relevante en aquel momento eran modernistas, porque casi todos estaban inmersos en esa conciencia de crisis, intentando encontrar nuevas fórmulas o proponer nuevos valores. Y podríamos encontrar magníficos textos modernistas de cada uno de esos aspectos que mencionaba Maeztu.
Bueno, hasta aquí limitaré esta digresión teórica. A continuación, voy a proponer algunos enlaces a textos que podemos ver en clase y que nos servirán para ilustrar las influencias del Modernismo y sus múltiples aspectos, siguiendo el orden de exposición de tus apuntes.
En primer lugar, el Modernismo bebe del Romanticismo. En él se habían destacado dos vías que tienen algo en común, como comentaremos en clase: el intimismo y el escapismo. A menudo este último se ve muy claro en las artes gráficas.
Por otra parte, los modernistas beben de algunos movimientos franceses del XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo. Uno de los textos fundacionales del simbolismo es este de Baudelaire. En este otro enlace, en cambio, puedes encontrar un poema de Manuel Machado, modernista español, de corte totalmente parnasiano, aunque quizá te sea difícil entender exactamente a qué se refiere.
Tampoco es nada desdeñable la aportación del Decadentismo, como reacción y provocación ante la ideología burguesa, así como de la Bohemia o el Dandismo. Se trata alardear de rebeldía ante la hegemónica ideología burguesa, de proponer valores alternativos, y entre ellos destaca la belleza como ideal supremo, y no solo en la escritura, sino también en la vida. La vida de estos modernistas, sus gustos, sus poses, sus excentricidades, se hace también una forma de arte. El modernista se vuelve un ser extraño, a la vez inferior -pobre, inadaptado, marginal- y a la vez superior, profeta del ideal supremo, conectado de forma mística con la belleza, y la verdad y la pureza que esta conlleva.
En fin, dejaré algunas referencias porque resulto ya demasiado prolijo. Aquí planteamos dos textos típicamente modernistas, con los que podemos practicar. Uno es la Sonatina, de Rubén Darío y el otro, también de Darío, es De invierno.
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